Hoy hablare de un acontecimiento
que marco a México,
El 19 de septiembre fue
memorable para la ciudad de México, no precisamente por buenas razones, si no por el trágico acontecimiento de
ese día. Un terremoto a con magnitud de 8.1. El epicentro se localizó en las costas de Michoacán y
Guerrero, rotura del contacto entre las placas de Cocos y de Norteamérica, en
una extensión de 50 km x 170 km y unos 18 km de profundidad.
Esa mañana, un trágico
despertar dejó a su paso: muertos, heridos, desaparecidos, damnificados,
edificios públicos, privados y casas habitacionales destruidas; inmuebles en
peligro de caer; interrupción en el servicio de agua, energía y teléfonos;
fugas de agua y gas; múltiples rupturas en el asfalto y la paralización total
en el servicio de transporte colectivo.
Pero creo que fue el único momento
donde la humanidad se hizo presente en los mexicanos. Este acontecimiento unió
a las familias sin importar clases sociales, racismo. Todos compartían el mismo
dolor.
Todos lo vivieron de diferente
forma. A algunos las circunstancias no fueron tan desagradables mientras que otros
no corrieron con la misma suerte y perdieron a algún ser querido o quedaron en
el abandono.
Se cuenta muchas historias de personas que estuvieron bajo
los escombros por días enteros, el sufrimiento que vivió México aquel día será recordado,
la solidaridad.
Aun así la tragedia no término, el viernes 20 de septiembre
volvió a temblar con una magnitud más baja de 7.6 haciendo derrumbar todavía más
edificios que habían sido destruidos. Y la gente que aún quedaba con vida entre
los escombros quedo en una situación difícil para el rescate.
Se perdieron familias, niños quedaron huérfanos, esposas
viudas, Parejas perdieron a sus hijos. Aquella desgracia sigue siendo recordada
inclusive en estas fechas. Aunque ya sin la humanidad, y solidaridad de aquel entonces.
Eso me hace cuestionarme. Realmente necesitamos una tragedia de tal magnitud para
ser humanos, para cuidar nuestro entorno, para respetarnos unos otros, para brindar ayuda a los demás.
No porque lo diga alguna religión si no porque somos
personas.
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